La alimentación está estrechamente relacionada con los estados de ánimo entre ellos el estrés. En líneas generales, una adecuada y beneficiosa alimentación debe incluir:
• Cuidar que el movimiento intestinal sea diario.
• Mejorar en lo posible la flora intestinal, comiendo variedad de frutas y verduras, preferentemente crudas.
• Disminuir los fiambres, grasas animales en general y exceso de carnes; por ejemplo, no excederse de 3 veces por semana en el consumo de carnes rojas, acompañadas siempre por verduras crudas. Sería ideal comerlas en el almuerzo.
• Ingerir diariamente fuentes de buenas grasas vegetales, primordiales para la salud del sistema nervioso: aceites vírgenes, nueces y semillas de girasol, sésamo, calabaza, lino.
• Incluir los pescados de mar, por lo menos 2 veces por semana. Si se es vegetariano, consumir semillas de chía y de lino en las cantidades recomendadas.
• Consumir legumbres 1 ó 2 veces por semana; mejoran la flora intestinal, aportan proteínas vegetales y buena cantidad de minerales.
• Elegir fuentes de hidratos de carbono saludables, por ejemplo, pan integral, cereales integrales, granóla, sin olvidar que la avena es el cereal por excelencia para el sistema nervioso. Los cereales integrales constituyen las mejores fuentes de algunas vitaminas del grupo B.
• Comer diariamente varias frutas; confiando en la naturaleza elegiremos especialmente las de estación.
• Evitar en lo posible las comidas demasiado elaboradas, que son ricas en sustancias químicas, así como los edulcorantes sintéticos.
• Disminuir los azúcares refinados, las bebidas cafeinadas y las gaseosas. Reemplazar las golosinas por barritas de sésamo u otras semillas y miel, o frutas desecadas; y consumir jugos naturales o agua como bebidas principales.
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