De acuerdo al efecto que estemos buscando podemos usar diferentes aceites esenciales y de varias maneras. Aquí te damos algunas ideas:
Masajes: se emplean tanto para aliviar dolores, tensiones y malestares físicos como para lograr resultados estéticos.
Masearas: Especialmente beneficiosas para tratamientos específicos como pieles seborreicas, secas, rosáceas, etc.
Champú: sumamente importante en problemas de alopecia, ya sea de origen nervioso o fisiológico, como así también para combatir y prevenir la pediculosis. Por lo general, un buen tratamiento capilar se acompaña con su crema de enjuague y con cremas capilares.
Saunas y baños de vapor e inmersión: Aportan un estado de bienestar al cuerpo difícil de reemplazar con otro tratamiento, ya que mediante esta forma de aplicación el organismo se libera de toxinas sin necesidad de emplear medicamentos. Debido a la atmósfera caliente, se abren los poros y aumenta la circulación sanguínea, permitiendo así la incorporación rápida y fácil de los aceites esenciales en el organismo. Pueden ser frías o calientes, según la situación en la que se necesiten utilizar.
Inhalaciones de vapor o nebulización: Nuestras abuelas nos preparaban este tipo de inhalaciones con eucaliptos para curarnos los resfríos.
Gárgaras: Muy eficaces para anginas, laringitis y encías. También favorecen una buena higiene bucal.
Champú corporal: En la ducha se puede usar un champú corporal o se pueden incorporar unas gotitas del aceite esencial elegido en la esponja de baño y con ella frotarse el cuerpo. El efecto es sumamente relajante y vivificante.
Baños de pies: Se usan especialmente cuando los pies están cansados, edematizados y doloridos después de una larga jornada. También se pueden utilizar en reflexología.
Vaporizaciones: Se usan para combatir los gérmenes en la habitación de un enfermo o para crear un adecuado ambiente de descanso y relax.
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