El uso de la miel de abeja no es una novedad pues, sin dudas, ha existido desde siempre. Y es que su composición química ofrece un insuperable cúmulo de beneficios para revitalizar el organismo, prevenir, ¡y hasta curar enfermedades!
Germicida,
Laxante y digestivo,
Ungüento (para quemaduras y heridas),
Anti-catarral, expectorante y gargarismos,
Diurético,
Anti-hemorrágico, y
Estimulante cardíaco.
Además, la miel es un excelente sedante, y resulta formidable como somnífero. Para ello:
Tomar una cucharadita de miel, seis veces al día, proporciona el relajamiento en los momentos de mayor tensión; además una o dos cucharaditas de miel en una taza de leche tibia (o cualquier otra bebida apropiada) puede inducir un agradable sueño a los que padecen de insomnio (también endulzando una infusión de vinagre de sidra mezclado en media taza de agua caliente).
Y muy popular y efectiva para los nervios resulta esta fresca bebida: ¡un batido de trocitos de piña con agua (al gusto) y endulzado con miel!
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