El quiromasaje consiste en presionar, golpear o frotar rítmicamente con las manos algunas zonas del cuerpo para aliviar dolores musculares.
Algunas de las técnicas empleadas en este proceso son los amasamientos, las percusiones, los pellizcos, los roces, las vibraciones o las fricciones, agregando a la función terapéutica el placer y la relajación que siempre acarrea un buen masaje manual.
Este tipo de masaje surgió en los países nórdicos como una alternativa para la reactivación sanguínea en casos de dolencias musculares y para la estimulación eléctrica y energética, así como para oxigenar los tejidos, mejorar la circulación linfática e influir en el sistema nervioso, aumentando el grado de autodefensa del organismo.
Sin embargo, su antecedentes es mucho más antiguo. En la Ilíada y La Odisea, Hornero hablaba de cómo los masajes tenían efectos sanadores sobre los héroes de guerra? Además, Hipócrates fue su más famoso defensor: tanto creía en ellos que enseñaba a sus alumnos cómo dar masaje a sus pacientes.
Hacia el año 150 a. C. las enseñanzas de Galeno dominaron la medicina europea durante los 1.200 años siguientes. Él también empleaba el masaje y utilizaba productos de origen vegetal, lo que lo llevó a descubrir que el aceite vegetal mezclado con agua y cera de abeja se convertía en crema. Ese fue el nacimiento de los masajes cosméticos.
El quiromasaje está indicada principalmente para la relajación y la eliminación del estrés, el tratamiento deportivo y para las patologías de espalda y piernas: cervicalgias, lumbalgias, escoliosis, contracturas, esguinces y todo tipo de lesiones y dolencias musculares.
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