La fumaria (fumaria officinalis) es una planta de la familia de las papaveráceas que crece en terrenos cultivados o llanuras de suelo seco de toda el área mediterránea y las zonas templadas de Asia.
Su nombre en latín (fumarla) deriva de fumus (humo) posiblemente debido a que su jugo provoca un intenso lagrimeo, como si se tratara de humo, así como por su olor, que también se le parece.
Los antiguos exorclstas creían que, si se quemaba esta planta, su humo ahuyentaba los malos espíritus: existe, además, la leyenda de que la planta no se originaba de sus semillas, sino del humo que emanaba del interior de la tierra.
Propiedades de la fumaria
Tiene excelentes propiedades depurativas, utilizándose en las erupciones de la piel cuando éstas provienen, como es frecuente, de impurezas en la sangre. Puede usarse como cura tradicional de primavera.
Para ello se toma en fresco, en zumo con miel (porque es algo amarga), sola o junto a otras plantas típicas de estas fechas.
Tomada durante unas semanas ayuda a normalizar la presión sanguínea alta. También es diurética, verfímuga (contra las lombrices) y antiescorbútica, así como un eficaz laxante para estreñimientos pertinaces.
Cuando no se puede tomar el zumo fresco, se harán infusiones a razón de 50 a 100 g. de la planta seca por litro de agua, tomándose tres tazas al día
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