La elasticidad del cutis y su capacidad de renovación disminuyen con los años, en parte porque nuestras glándulas reducen su producción de hormonas.
¿Son entonces las cremas a base de hormonas fuentes de juventud para la piel? Desgraciadamente, no. Esas cremas no reparan los tejidos dañados, sólo producen en ellos una inflamación pasajera que disimula las arrugas.
Otras lociones antiarrugas se endurecen y contraen sobre la piel para estirarla temporalmente. Los humectantes suavizan la epidermis, combaten la descamación por resequedad, y hacen que las arrugas se noten menos, pero ni las eliminan ni impiden su aparición.
Entonces, que se puede hacer para prolongar la tersura de la piel:
La limpieza es esencial. Los saunas faciales (limpiezas con vapor) son excelentes.
En épocas de frío, use constantemente un buen humectante ligero; sobre todo en los párpados, muy delicados y con poca lubricación natural.
Las cremas y leches limpiadoras son especialmente recomendables para los cutis secos, pero deben alternarse con el agua y el jabón para evitar la obstrucción de los poros y la aparición de espinillas.
Si su cutis es normal o graso, no hay nada mejor que un buen jabón muy suave, agua y un cepillito facial o una esponjita abrasiva.
Para combatir la resequedad en el cuerpo:
• Báñese con jabones suaves o emolientes.
• No use agua muy caliente, sino tibia.
• Si su cutis es seco, use diariamente humectantes para el cuerpo. Aplíqueselos después de bañarse, aún mojada, y seqúese después muy suavemente a palmaditas (¡sin frotarse!).
• Algunas zonas —codos, rodillas, piernas, cintura y caderas— requieren mayores cuidados. Trátelas no sólo con humectantes, sino también con lubricantes
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